Por costumbre, cuando nos dirigimos a un evento deportivo solemos ver a los protagonistas como héroes. Gente que disfruta de practicar un deporte profesionalmente al que nuestra capacidad (menor) nos ha impedido practicarlo de otra manera que no sea un mero hobby entre amigos.
Y por que no decirlo, como unos privilegiados que viven (y bien) de hacer lo que les gusta. Normalmente no nos paramos a imaginar que todos tienen detrás de sí una historia, y una vida personal que no siempre es tan bonita como pensamos.
De hecho como mucho sabemos algo de los jugadores de nuestro equipo tampoco demasiado y a veces mejor así, pero de los rivales nada. Además de que en la pasión de los partidos son el objetivo de algunas lindezas que se lanzan desde la grada.
Pero como decíamos antes siempre hay alguna historia interesante detrás y en ocasiones estas llegan al público. En la semana que Palencia Basket recibe al Knet&Eniac, de Logroño, el protagonista de esta historia es el número 9 del equipo riojano: Shane Lawal.
Shane Lawal (Abeokuta, Nigeria, 8-10-1986) en pretemporada visitó Palencia y dejó unos destellos interesantes, pero en su primer partido de liga ante CB León explotó. Anotó 19 puntos, 11 rebotes, 2 tapones y 4 mates para llegar a 29 de valoración tras jugar únicamente 20 minutos.
En esos momentos salió un reportaje en la agencia EFE, en la que se narra la historia de Lawal hasta llegar a esa gran actuación en su debut en LEB Oro. La entrevista que fue difundida por muchos medios especializados en basket tenía como punto destacado las vivencias de Lawal desde que fue cortado por Guadalajara hasta su llegada a Logroño.
El pívot nigeriano-americano comenzó a jugar en la liga universitaria americana y decidió su paso a profesional en las ligas de Qatar y Kuwait. Tras esa experiencia decidió probar suerte en el baloncesto español fichado por el Rayet Guadalajara.
En tierras manchegas su labor se hizo notar, llegando a alcanzar el record de rebotes en un partido (19), pero el club decidió cortarle al no poder hacer frente a su ficha.
Estos problemas económicos del club de Guadalajara, le hicieron recalar en enero en el equipo de baloncesto de Bengasi (Libia) donde solo llegó a jugar tres partidos ya que estalló la guerra en Libia y Bengasi fue una de las primera ciudades tomadas por los sublevados al régimen de Gadafi.
Allí permaneció por consejo de su club en el hotel sin salir, junto a otro jugador americano de origen nigeriano. La razón era de peso, los ataques de los partidarios de Gadafi eran perpetrados por “mercenarios africanos” con lo cual su aspecto podría causarles problemas si alguien los confundía.
Estuvieron diez días sin teléfono, sin internet, con problemas para encontrar comida y oyendo disparos constantemente, mientras por la BBC veían los enfrentamientos que sucedían en las calles adyacentes.
Hasta que unos trabajadores de una petrolera brasileña les aseguraron que si llegaban al puerto de Bengasi, ellos les sacaban del país.
Y así contra la voluntad del club salieron del hotel en taxi hacia el puerto siempre con el pasaporte americano en la mano para identificarse y evitar que les confundieran con “mercenarios africanos” y de esta forma, no sin dificultades, lograron salir de Libia.
Los dos jugadores embarcaron junto a otros 150 refugiados hacia Malta, allí tuvieron que comprarse un pasaje hacia Egipto, luego Turquía y por fin a New York para terminar el periplo en su casa de Detroit.
Hoy en día, según EFE el jugador bromea con su “aventura”,ha asegurado que no pasó miedo por que es de Detroit y allí es normal oír disparos. Aunque aseguró que se sintió angustiado de no poder contactar con su familia en tanto tiempo dice recordarlo todo como una película.
Afortunadamente, la historia tuvo un final feliz y el próximo viernes veremos a Lawal en el Marta Domínguez como rival de Palencia Baloncesto.
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