Palencia Baloncesto ha cerrado de forma brillante la temporada, con una última canasta para recordar y que deja en la retina a los aficionados y futuros aficionados, un sabor muy dulce, aunque un pelín amargo por no clasificar para playoffs. Sin duda, una gran temporada.
Palencia Baloncesto 73 – Lleida Basquetbol 71
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Se cierra el telón en el Marta Dominguez con una nueva victoria, la decimoctava, una última victoria que nos empata con Cáceres y Knet & Eniac aunque nos deja fuera de playoffs, una victoria con un gran final, digno del mejor show y que llena de alegría a una afición que disfrutó en el partido de ayer como casi siempre esta temporada.
Y es que el partido tenía sabor a fiesta, un partido para disfrutar del baloncesto para los aficionados y para cerrar la temporada como profesionales en la cancha, y eso es lo que sucedió, y todo a costa de un Lleida que a pesar de jugarse la tercera plaza, no demostró globalmente esa clasificación y menos en un día tan importante para ellos, donde Palencia, lejos de jugar al 100%, dejó muestras de todas las virtudes (y algunos defectos) de toda la temporada. Pero lo importante, lo verdaderamente importante, es que disfrutamos de los lindo y la última canasta, ya nos hizo saltar por la calidad y ejecución, de este último acto, a cargo finalmente de Roberto Guerra, en su única canasta del partido.
Situándonos en el partido, que cuesta, tampoco deja claro quién se jugaba qué en el partido y es que Palencia, salió sin nervios, relajado, pero efectivo. Sin nervios, Palencia jugaba manteniendo el control del partido y con un duelo en la pintura entre dos hombres, Moss y O’Leary, que quieren dilucidar entre ellos, quién ha sido el mejor de Palencia durante la temporada dentro del Trofeo Basket Morao.
En esas fiesta se colaba Mena, colaborando tanto en la dirección, muy acertada en estos primeros minutos, como en la anotación, llegando al final del cuarto con ventaja de 4 puntos para los locales, pero habiendo tenido hasta 11, en algunos instantes del cuarto.
No había presión, y en el segundo cuarto, se seguía jugando con soltura y sin presión, mientras que por parte de losd e Casas, los nervios, y la necesidad, les hacía precipitarse. Un cuarto feo, en el que los constante fallos a canasta dejaban tal vez más en evidencia a los visitantes que a los palentinos, que lo que intentaban era hacerlo bonito. Con 36 a 35 se llegaba al final de este periodo.
Tras el descanso, la situación apenas variaba. Palencia intentaba ofrecer espectáculo de cara al público, con momentos brillantes y en otros con desacierto, pero el más necesitado, Lleida, se iba poniendo cada vez más nerviosos aunque en el banquillo local, también se vivía lo suyo ya que Lezkano dejaba en el banquillo a Xavier por alguna acción que no gustó al técnico.
Pero Palencia no perdía ni un ápice de potencial, ni siquiera con dos bases en cancha que controlaban el ritmo del partido, jugándose prácticamente todas las situaciones de ataque entre Moss o O’Leary, ya que Bravo no tuvo su día desde el tiro exterior, y Lleida lograba ponerse por delante al final de este periodo.
En el último periodo Lleida seguía apretando. Eran los momentos importantes del partido pero los nervios hacían mella en los visitantes, Feliu por un lado y Casas por otro, recibían técnicas por sus protestas y eso permitía a los palentinos seguir jugando con relativa comodidad.
Se entraba en la recta final del partido con igualdad en el electrónico. Palencia jugaba por ponerse por delante pero fallaba y Lleida, en un ataque un tanto embarullado también desperdiciaba su oportunidad. Palencia Baloncesto robaba el balón y en el contrataque, en un tiki taka entre tres jugadores palentinos, Guerra anotaba la canasta que a la postre resultaba ganadora, y que levantaba a la grada de sus asientos para aplaudir a rabiar. No daba tiempo para más y la victoria, se quedaba en casa.
Sin duda ha sido un partido de disfrute, en el que evaluar quién ha sido el mejor o el peor, no tiene excesivo sentido, pero que nos deja un gran sabor de boca, con una última acción de los colegiales para ver de nuevo en vídeo, y con una despedida entre afición y plantilla, que solo de pensarlo, se ponen los pelos de punta, una ovación tan merecida y larga, que ojalá se vuelva a repetir.
Hoy no hay mejores ni peores, hoy solamente hay que decir gracias, por las 18 victorias que nos habéis ofrecido.
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