Sin duda, era un partido que se esperaba con mucha ilusión por parte de los aficionados y eso se demostró en las largas colas que había en la entrada poco antes de iniciarse el partido. Esa misma ilusión y responsabilidad se notó en los jugadores que mostraron unas imprecisiones propias del inicio de una temporada.
Con estos condicionantes se inició el partido con unos primeros minutos de mal juego y plagado de errores, hasta que Dani Rodríguez (saliendo de P&R) y Jordi Grimau comenzaron a destacar el juego ofensivo. Por parte de Melilla, sorprendía la buena dirección de juego que aportaba Didac Cuevas. La segunda falta de Bader, complicaba los planes locales al tener que mandarlo al banquillo. El descanso necesario de algunos jugadores morados, permitía la entrada de Antúnez y Pradilla, que daban otro ritmo e intensidad al juego local. El joven Pradilla comenzaba a hacerse notar desde el primer segundo gracias a su intensidad, mientras que Kacinas se convertía en el jugador imprescindible realizando un trabajo oscuro pero muy necesario. Con el partido igualado, hubo que esperar a unos minutos de gran inspiración de Kacinas (primer triple del partido y bandeja) para un 19-13 a pocos segundos de finalizar el primer cuarto, pero Melilla castigaba un error defensivo con un triple de Matulionis (16-19).
El segundo cuarto, con menos centímetros en pista, los morados imprimían más intensidad y estas circunstancias les permitía ganar la batalla por el rebote en muchas ocasiones. Ese nuevo ritmo permitía a Chocolates Trapa Palencia disfrutar de unos buenos minutos ofensivos con triples de Antúnez y Jorgensen para abrir una distancia entre los 5-6 puntos, pero el regreso de Dani Rodríguez a pista no logró da el domino del juego y marcador al equipo de Carles Marco, puesto que la defensa melillense logró sacar mentalmente al base catalán que acabo realizando una antideportiva que permitía respirar a Melilla. Un respiro que tuvo continuidad con varias acciones en las que los norteafricanos fueron al 4,60 y les permitió tomar el mando del marcador (34-37). Fue necesario el regreso de Kevin Larsen para que el jugador danés generase juego y permitir que una ligera ventaja local al descanso (40-37).
EL paso por vestuarios pareció vitalizar al equipo de Alcoba que, con una mayor intensidad defensiva y un mayor ritmo de ataque, desarbolo por momentos a los palentinos. Una salida en tromba, con un espectacular Caleb Agada que en menos de 5 minutos ponía la ventaja visitante en los 10 puntos (44-54). Fueron momentos en los que el juego de pick and roll entre Dani Rodríguez y Kevin Larsen comenzaba a hacer daño a la defensa visitante, y más aún cuando el pívot danés se mostraba infalible desde el tiro libre (10/10). La ventaja decreció hasta reducir la desventaja hasta un esperanzador (58-63), pero dos triples melillenses consecutivos, sofocaban la reacción y asestaba un golpe mortal a la moral morada (58-69) a falta de solo diez minutos.
Los últimos minutos fue un constante quiero y no puedo del equipo de Carles Marco, que por momentos transmitió las mismas sensaciones que en los últimos partidos de liga regular de la temporada pasada. Cualquier mínimo intento de reacción, era sofocado por la defensa la buena defensa de Melilla Baloncesto que castigaba implacablemente cualquier error local y así fue hasta el final del partido (69-81).
Es el primer partido de la temporada, con los nervios propios del debut en casa y con las bajas de Sango Niang y Simas Jasaitis, lo que provocaba una rotación muy corta (teniendo en cuenta que también falta un pívot), pero será necesario cambiar las sensaciones que ha ofrecido el juego del equipo durante gran parte del partido.
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