Hoy se cumple un año del ascenso a la ACB, un año del título de LEB Oro, y reflexionamos a nuestra manera sobre este año que ha transcurrido desde entonces, sin mirar al futuro, solo recordando de forma muy personal nuestras sensaciones. Vídeo de recuerdo del título.
Ha transcurrido un año del título de LEB Oro, un año del ascenso a la ACB ganado en la cancha, 365 días, 8.760 horas, 525.600 minutos, ….. un año en el que nos ha dado tiempo a todos a ir digiriendo aquel éxito que un año después puede parecer lejano.
Hoy podría haber sido un buen día para recordar con alabanzas aquel hito histórico, para agasajar a aquellos que lograron lo que parecía imposible, pero hoy prefiero hacer una reflexión muy personal de lo que significó en su momento ese título para mí y exponer lo que interior y exteriormente fue aquel día.
Nunca he escondido mi amor incondicional por este deporte, deporte que he practicado como jugador y que he tenido la suerte de disfrutar como aficionado, con todas las alegrías y decepciones que conlleva seguir a este u otro equipo, un deporte que espero seguir disfrutando, esté donde esté, vaya donde vaya, esté con quien esté, siga esta página adelante o no, es un deporte que ha marcado una parte muy importante de mi filosofía de vida por los valores que me inculcaron en mi etapa de formación, el disfrutar de lo que hago, de con quién estoy, en definitiva de disfrutar de todas las pequeñas cosas que el día a día te ofrece.
Ese 8 de Abril de 2016 lo tengo grabado a fuego en mi mente. Ese día, como tantos otros aficionados, me levanté con sensaciones encontradas, los nervios por ser consciente del día que iba a vivir, de esperanza sabedor de lo que podía pasar… pero en esos instantes previos no fui consciente de todo lo que como aficionado del equipo, y cuando iniciamos este proyecto como responsable de la web, habíamos vivido.
Aquel día dejé o dejamos de lado nuestros anhelos, nuestras emociones de aficionados, para intentar hacer el mejor trabajo posible y reflejar lo que los demás vivían; la llegada de los jugadores al pabellón con la afición palentina recibiendo a cada uno de ellos, los nervios previos al inicio del partido con un pabellón lleno hasta la bandera, los primeros instantes del partido, las canastas, mates, triples que en cada ocasión levantaban a los aficionados de los asientos, conscientes que cada canasta de Palencia era una canasta más cerca del título,… hasta los últimos instantes, viviendo de primera mano el abrazo emocionado entre el capitán Urko Otegui y Sergio García, los abrazos entre jugadores, las primeras imágenes de los jugadores celebrando el título, la imagen de Blanch encima de Lamont coleccionando una nueva red, los momentos previos a la entrega de la Copa de Campeones, el instante en el que Urko alzaba al cielo la Copa, y las celebraciones posteriores en el pabellón, instantes todos ellos que reflejamos con nuestra cámara y con las imágenes en vídeo de Jesús y que humildemente pienso, ya pertenencen a la historia del deporte palentino.
Y tras todo el carrusel de emociones llega el momento en el que el Pabellón se queda en silencio, donde solo quedamos unos pocos y es el instante en el que se te agolpan los recuerdos, los inicios y los durantes, las alegrías y las tristezas, los momentos de entusiasmo y los de decepción… emociones que solo aquellos que han vivido algo similar o aquellos que desde el inicio estaban allí pueden o podían comprender, y es cuando todas esas emociones se agolpan de una sola forma, las lágrimas de alegría cuando compartes ese momento con aquellos con los que estuviste desde el principio…
Ese largo día aun lo recuerdo perfectamente. Llegar a casa cansado física y emocionalmente, sentado al borde de la cama y quedarme mirando al vacío paladeando el triunfo, pensando en cada momento en el que me planteé seguir o no con este proyecto, pensando en el desgaste personal y emocional que ha supuesto cada día, en los instantes en los que en vez de disfrutar de tu vida lo dejaste todo o casi todo para estar al pie del cañón, cada día de lunes a domingo … solo por afición, así que sabemos lo que es la vida. Dura cuando sabes qué te has perdido, nadie me da lecciones con eso.
Y en ese momento lo pensé, ¿mereció la pena tanto sacrificio?. Lo mereció por casi todas aquellas personas que he conocido en este largo recorrido, algunas de ellas a las que quiero mucho, no por los triunfos o las derrotas que eso es lo de menos…. pero tal vez, y solo tal vez, no volvería a sacrificar tanto tiempo personal porque a veces las cosas se hacen muy cuesta arriba.
Pero ante todo y sobretodo, celebremos lo que merecimos todos, el instante de gloria que supuso ser CAMPEONES.
Nuestro pequeño homenaje al equipo, cuerpo técnico, directiva, afición que lograron llegar a lo más alto, lo reflejamos en este pequeño vídeo que hemos montado con esos instantes que antes he recordado, y con las imágenes de la celebración que volvemos a publicar.
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